Opioides, sedantes y tranquilizantes son un problema acuciante en las sociedades occidentales. En Estados Unidos, los ingresos por intoxicaciones accidentales causadas por estos fármacos han aumentado un 37% entre 1999 y 2006 y, en algunos años, las muertes secundarias a estas sobredosis han superado a las causadas por los accidentes de tráfico. Una nueva epidemia que ha segado la vida de famosos y ciudadanos de a pie.